Diseño Gráfico en la era de la IA
Crónica de una revolución en el Aula
Ante el auge de las inteligencias artificiales generativas en 2025, un docente de diseño gráfico transformó radicalmente su materia para la Generación Z, abandonando el enfoque tradicional en software por un modelo inspirado en los MOOC que fomenta la autonomía y los procesos creativos. En lugar de prohibir la IA, la integró como una aliada fundamental, enseñando a los estudiantes a potenciar sus ideas con herramientas de vanguardia como el generador de imágenes Nano Banana de Gemini, las funciones de IA de Canva y el creador de video Kling.En este nuevo paradigma, el docente actúa como un facilitador que guía a los alumnos en el desarrollo de proyectos reales, cultivando el criterio, la estrategia y la creatividad humana necesarios para dirigir esta nueva orquesta de herramientas inteligentes y preparar sus portafolios profesionales.
Escrito por:
Ricardo Quiroz
Sitio web con el showcase de la materia con los portafolios de los estudiantes https://bit.ly/usfadg2026
Publicado el:
2025-10-20 12:50:19Última actualización
2025-10-20 15:31:50Soy Ricardo Quiroz y durante el último módulo impartí la versión 2025 de la materia de Diseño Gráfico para las carreras de Comunicación Social y Ciencias y Artes Audiovisuales. Sin embargo, esta no fue una versión más. A causa del advenimiento de las inteligencias artificiales en la generación de imágenes y otros medios audiovisuales, tuve que replantear todo el contenido de la materia tal y como se dictaba apenas el año pasado. Lo que sigue es un recuento de esa aventura pedagógica.

Un nuevo contrato pedagógico: del software al proceso creativo
Tradicionalmente, el enfoque para enseñar esta materia se centra en el aprendizaje práctico de herramientas de edición de imágenes: Adobe Photoshop, Adobe Illustrator, etc. El dominio del software era sinónimo de ser un buen diseñador. Sin embargo, si consideramos cómo se comunican y cómo aprenden los miembros de la generación Z, ese enfoque es profundamente anacrónico. Ellos son nativos de un ecosistema digital fluido, intuitivo y rápido. Pedirles que inviertan tiempo primero dominando interfaces complejas antes de poder expresar sus ideas es apagar su chispa creativa.
Por lo tanto, cambié el enfoque del diseño de la materia a uno inspirado en los MOOC (Massive Open Online Courses). En este modelo, mi mayor esfuerzo como docente se invirtió antes de que el primer estudiante entrara al aula: en el diseño meticuloso de los contenidos, las autoevaluaciones y las aplicaciones prácticas. El objetivo ya no era impartir clases magistrales, sino crear un ecosistema de aprendizaje, autónomo, coherente y estable.

El contenido se diseñó en base a procesos creativos y no en base a herramientas, esto a partir de un profundo entendimiento de cómo los jóvenes hoy adquieren conocimiento y destrezas. En lugar de una unidad sobre "Capas en Photoshop", teníamos un desafío llamado "Crear un bestiario de personajes secundarios para un videojuego". Fue una decisión atinada, pues en la práctica se podía ver a los estudiantes aplicar su creatividad y el trabajo en grupo para resolver cada tarea diaria planteada en la plataforma, usando el arsenal de herramientas que consideraran más eficiente.
El contenido: La IA como pincel, no como enemigo
La pregunta que guio el diseño del nuevo contenido fue: ¿qué inteligencia artificial es útil para poder resolver X tarea de la vida real? Sería obtuso, e incluso irresponsable, enseñar diseño gráfico hoy en día sin tomar en cuenta la influencia arrolladora de las IA. En vez de ponerlas en un bando contrario al proceso creativo del diseñador, el único camino lógico es enseñar a los futuros profesionales sobre cómo poner bajo su servicio estas capacidades para empoderar aún más sus procesos.

No se ignoró la demanda del mercado actual, que el diseñador sepa manejar las herramientas tradicionales de diseño, asunto al que le dimos también su tiempo, pero puse las inteligencias artificiales primero y las herramientas tradicionales después, considerando que esta fórmula es el mejor balance posible actualmente.
Con esta premisa bajo la manga, me di la libertad de estructurar el curso alrededor de inteligencias artificiales generativas de imágenes de mapas de bits y vectoriales, animación y video.
Fue maravilloso ver a los estudiantes abrir sus ojos ante tecnologías tan recientes como Nano Banana de Gemini, las herramientas de inteligencia artificial de Canva o el generador de video Kling. Ellos, felices por ver cómo sus ideas creativas se podían plasmar en imágenes de alta calidad en cuestión de minutos; y yo, satisfecho por ver que el enfoque arriesgado de enseñarlas con mayor importancia que las herramientas tradicionales de Adobe, era el correcto para esta materia.

Por supuesto, no todo fue IA. También se entrenó a los estudiantes en herramientas para manipular formatos de archivos, se los introdujo a conceptos básicos de animación de textos y objetos, a la creación de marca personal, al proceso de creación de recursos para videojuegos digitales y, finalmente, a usar herramientas en línea para crear su portafolio personal en formato de flipbook, un formato visualmente muy llamativo.


El protagonismo estudiantil: Autonomía y desafíos del mundo real
En el sistema modular de la universidad, desarrollamos cada materia en 19 intensas sesiones, una cada día de la semana. Este ritmo permite que los estudiantes se mantengan concentrados en desarrollar las 17 tareas planteadas sin distracciones. Un constante feedback sobre el desempeño en cada tarea les permitía saber en todo momento cómo se estaba ponderando su aprovechamiento, creando un ciclo de mejora continua.
Fue una grata sorpresa descubrir que, si se prepara bien la materia proveyendo los materiales necesarios para producir el autoaprendizaje de los contenidos (tutoriales, lecturas, ejemplos), los estudiantes ejercen su autonomía y se sienten felices de experimentar libertad sobre cómo abordar cada tarea. Los jóvenes de hoy aprenden muchísimas cosas en internet antes de llegar al aula, aunque a menudo de forma fragmentada y desordenada. Mi labor como docente, entonces, ya no es ser la fuente del conocimiento, sino organizar todo el conocimiento disponible de una manera innovadora, creativa, entretenida y rigurosa, planteada como pequeños desafíos que los estudiantes acepten con agrado.

Enfrentarlos al proceso de creación de proyectos de la vida real, como un portafolio personal, les permitió experimentar la presión de alcanzar objetivos en tiempo limitado, satisfaciendo a un "cliente" (en este caso, yo) al mismo tiempo que empleaban sus destrezas estéticas tal como lo haría un artista con el pincel sobre el lienzo.
Mi rol reimaginado: de catedrático a facilitador
Una vez que todo el contenido de la materia se encuentra almacenado en la plataforma Moodle, los estudiantes pueden consumirlo a su propio ritmo y manera. Esto les permite sentir autonomía y desarrollar destrezas en toma de decisiones y creatividad, incluso sin tener que estar físicamente en el aula para poder enfrentar la responsabilidad diaria.
Mi papel en el día a día cambió drásticamente. El docente funciona como un facilitador, un guía. Por lo tanto, solo invertí los primeros 10 minutos de cada clase para dar ciertas directrices y presentar el contenido del día. El resto de cada sesión de 3 horas lo ocupaban los estudiantes para trabajar, ayudarse mutuamente o hacer algunas consultas puntuales. Durante todo el módulo, solo tuvimos dos cortas clases magistrales. El resto del tiempo fue un taller vibrante y colaborativo.
Casi 60 estudiantes participaron de esta materia en este módulo, sin la ayuda diligente de dirección de carrera y personal de la universidad, no hubiéramos podido habilitar los ambientes en los cuales los estudiantes pudieran trabajar cómodos y sentir la satisfacción que experimentaron.

Los frutos de la revolución: un showcase de talento y alma
Un curso así no podía terminar sin un resultado tangible y profesional. Aprovechamos la capacidad de Canva para poder crear un sitio web gratuito y, después de una exhaustiva investigación, la de Heyzine para poder crear portafolios en formato flipbook con la mayor flexibilidad posible.
El resultado se puede apreciar en el siguiente sitio web, que funciona como un showcase de los portafolios de los estudiantes. Todo el material que encontrarán allí fue producido íntegramente durante nuestro curso:
https://bit.ly/usfadg2026

Pero también hay un resultado intangible: el haber podido moldear un poco más los instintos creativos de jóvenes tan brillantes con ciencia, método y práctica. En esos portafolios se puede tocar el alma de estos futuros comunicadores y artistas, algo que se cuida mucho en una universidad con la sensibilidad social que caracteriza a la Universidad Privada San Francisco de Asís.
Enseñar diseño gráfico hoy ya no se trata de dominar un botón en Photoshop. Se trata de aprender a dirigir una orquesta de herramientas inteligentes, donde la batuta sigue siendo, y siempre será, la creatividad humana. Y esa, sin duda, es la lección más novedosa y emocionante de todas.
Etiquetas:
Estrategias innovadoras , Innovación , Inteligencia Artificial , Innovación en la educación .Más recientes
Más leídos (general)



