Imaginemos que cada carrera es un hilo de un color diferente: el hilo de comunicación, el de derecho, el de psicología... cada uno hermoso a su manera y valioso por sí mismos. Pero ¿qué pasa si entrelazamos esos hilos? pues creamos un tejido mucho más rico, resistente y lleno de matices. Eso es la transversalidad, aquella capacidad de lograr conectar diferentes áreas del conocimiento para abordar problemas complejos desde múltiples perspectivas.

La transversalidad no es simplemente juntar y mezclar diferentes materias en un mismo programa, es una forma de razonar y de aprender que nos permite ver las conexiones entre las cosas, desarrollar un pensamiento crítico y creativo, para de esa manera poder ser más conscientes de los desafíos que enfrenta nuestra sociedad actual.

Pero ¿Cómo lo llevamos a la práctica? en nuestra universidad, el área de desarrollos trabaja la transversalidad en todo momento, de manera que tenemos materias que abordan temas como el potencial humano o el desarrollo sostenible desde una perspectiva multidisciplinaria. En estas materias, estudiantes de diferentes carreras trabajan en conjunto para analizar problemas, proponer soluciones y aprender unos de otros.

Empezamos desde el cómo un solo profesional puede trabajar a la par con profesionales de un área distinta en un proyecto en común, hasta poder demostrar como el trabajo de diferentes áreas de estudio pueden lograr un mejor resultado expandiendo la visión de un proyecto y sus resultados a largo plazo. Tomando como ejemplo nuestro simulacro de las Naciones Unidas (ONU) donde la visión y compromiso de un psicólogo es tan importante como la de un comunicador social o abogado.

La transversalidad no solo enriquece el aprendizaje, sino que también nos prepara para el mundo laboral, en el mercado actual las empresas buscan profesionales que sean capaces de adaptarse a los cambios tan repentinos de nuestro diario vivir, el trabajar en equipo frente a nuevas adversidades, el resolver problemas complejos, hasta el poder innovar en esta nueva era donde la tecnología avanza día a día y estas son precisamente las habilidades que se desarrollan a través de la transversalidad.

Por ejemplo ¿algún día imaginaste a un profesional de psicología trabajar en temas de aguas internacionales? Pues ahora se hizo realidad, no solo se esta demostrando que un profesional de un enfoque distinto puede ayudar en temas de aguas internacionales, sino que ahora podemos ver el gran aporte que llegan a hacer, al dar un enfoque mas humano a un tema que era llevado solo de manera política.

El implementar la transversalidad en la universidad no es una tarea fácil, ya que este requiere un cambio de mentalidad, una mayor colaboración entre las diferentes carreras y una mayor visión en áreas de estudio. Pero creo que vale la pena el esfuerzo, porque al final, la transversalidad no solo transforma la universidad, sino que también transforma a los futuros profesionales.

Te invito a reflexionar: ¿Qué conexiones puedes establecer entre tu área de estudio y otros campos del conocimiento? ¿Cómo podrías incorporar la transversalidad en tu propia vida académica o profesional? ¿Cómo puedes contribuir a construir una universidad más conectada, inclusiva y comprometida con el mundo?

Si eres estudiante, acepta aquellas oportunidades para participar en proyectos interdisciplinarios, asiste a talleres o conferencias que aborden temas transversales y habla con tus docentes sobre cómo puedes integrar diferentes perspectivas en tus trabajos. Si eres docente, explora nuevas metodologías de enseñanza que fomenten la transversalidad, a que invites a expertos de diferentes áreas a tus clases y que crees espacios de colaboración y dialogo entre diferentes disciplinas.

Porque al final, la transversalidad no es solo una tendencia educativa temporal, esta es una necesidad de nuestra actualidad, la clave para construir un futuro más justo, sostenible y próspero para todos.