Inicio de la Capacitación en Factores Protectores y Afrontamiento de Riesgos

Gracias a la alianza entre CEADL y USFA

Ha comenzado en la ciudad de La Paz un programa de formación integral, fruto de la alianza entre CEADL y USFA. Se enfoca en factores protectores, afrontamiento de riesgos y habilidades sociales para prevenir el consumo de drogas, violencia y delito. Las capacitaciones se realizan en USFA (junio-julio), e incluyen dinámicas como "bitmin personal", FODA y mapeo de "zonas rojas", buscando empoderar a los jóvenes y construir comunidades más seguras.

Escrito por:

Carlos Jorge Landaeta Mendoza Carlos Jorge Landaeta Mendoza
Inicio de la Capacitación en Factores Protectores y Afrontamiento de Riesgos

Proceso formativo basado en dinámicas participativas

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Publicado el:

2025-06-09 18:09:00

Última actualización

2025-06-13 14:38:03

La Paz, 9 de junio de 2025 – En una apuesta firme por la prevención y el bienestar de la juventud paceña, dio inicio un programa formativo integral centrado en el desarrollo de Factores Protectores, Estrategias de Afrontamiento ante Riesgos y Habilidades Sociales. El objetivo principal es prevenir el consumo y tráfico de drogas, la violencia y el delito entre adolescentes y jóvenes.

Esta importante iniciativa nace del esfuerzo colaborativo entre el Centro de Estudios y Apoyo al Desarrollo Local (CEADL) y la Universidad Privada San Francisco de Asís (USFA), dos instituciones comprometidas con el desarrollo humano. Las sesiones se realizan en los espacios de la USFA La Paz, en horario vespertino, con una agenda extendida durante los días 9, 11, 17, 24, 26 de junio y 1 de julio.

Desde una mirada psicológica, este programa marca un avance clave en la construcción de una juventud más fuerte y consciente. Al enfocarse en factores protectores, busca que los jóvenes reconozcan sus fortalezas, fomenten la autoestima, fortalezcan sus vínculos familiares y se sientan parte de su comunidad. Son herramientas que ayudan a resistir presiones negativas y enfrentar desafíos con mayor seguridad. La enseñanza de estrategias para afrontar riesgos, por otro lado, capacita a los participantes para identificar situaciones peligrosas, anticipar consecuencias y tomar decisiones más seguras. Aquí no solo se trabajan amenazas externas, sino también los procesos internos que influyen en cómo reaccionamos ante ellas. Es un aprendizaje que promueve la reflexión, el análisis crítico y la toma de decisiones responsables.

Desarrollar habilidades sociales es otro pilar esencial del programa. Se trabaja en mejorar la comunicación, aprender a decir "no" con respeto, resolver conflictos de manera pacífica y construir relaciones basadas en el respeto mutuo. Estas competencias sociales no solo previenen conductas de riesgo, sino que también ayudan a los jóvenes a crear redes de apoyo y a resistir la influencia de grupos nocivos. La metodología aplicada se basa en la participación activa y el aprendizaje a partir de la experiencia. Uno de los primeros ejercicios fue compartir objetos representativos del pasado, presente y futuro de cada participante. Esta dinámica, conocida como "bitmin personal", no solo promovió el autoconocimiento, sino que también fortaleció los lazos grupales al propiciar un ambiente de empatía y comprensión.

Posteriormente, se aplicó la herramienta FODA (Fortalezas, Oportunidades, Debilidades y Amenazas), tanto a nivel personal como colectivo. Este análisis permitió identificar recursos internos y del entorno, así como reconocer obstáculos comunes. A nivel individual, impulsó la introspección; en lo grupal, generó un espacio de diálogo sobre las realidades que viven los adolescentes y promovió el trabajo colaborativo en la búsqueda de soluciones. Una de las actividades más reveladoras fue el mapeo participativo de “zonas rojas” en la ciudad, donde los jóvenes identificaron espacios de alto riesgo como la Iglesia San Francisco, la UPEA y La Garita. Estos lugares fueron señalados por su concentración de problemas como el consumo excesivo de alcohol y drogas, la prostitución no regulada, locales de fachada legal ("vinicines") y la trata de personas. Este ejercicio no solo ayudó a visualizar los peligros, sino que permitió a los jóvenes asumir un rol activo en la comprensión y transformación de su entorno.

Más allá de la teoría, este programa se convierte en un espacio vivo de encuentro, reflexión y acción. La colaboración entre CEADL y la USFA demuestra cómo la articulación entre instituciones puede ofrecer respuestas concretas a los desafíos que enfrenta la juventud. Apostar por su salud mental, su integridad y sus derechos es sembrar futuro. Este tipo de formación no solo informa, transforma. Y con cada joven que aprende, reflexiona y actúa, se fortalece la esperanza de una sociedad más justa, segura y resiliente.

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